Asamblea fin de curso

ASAMBLEA GRADUATS-PROFESIONALES CRISTIANOS AC VALENCIA.-

El domingo 24 de junio tuvo lugar la asamblea fin de curso de nuestro grupo. Este año en lugar de limitarnos a revisar la marcha de los equipos y las actividades realizadas a lo largo del curso propusimos dedicar algunos espacios a la reflexión personal y en grupo en torno a la misión (no tenemos una misión, somos misión) como cristianos y el sentido de pertenencia a la Iglesia. Nos ayudamos de un apartado de la Gaudete et Exultate (§ 25 al 34): «La actividad que santifica». En el coloquio posterior informamos también de la experiencia vivida en la reciente Jornada de Estudios de Profesionales Cristianos (Px).
Programamos la asamblea de inicio de curso para el 22 y 23 de septiembre, y nos proponemos para estos meses que quedan la lectura reposada de la exhortación apostólica del papa Francisco Gaudete et Exultate con el fin de orientar nuestro compromiso para el próximo curso.
Finalmente celebramos la Eucaristía, a la que acudieron dos sacerdotes y amigos, José Antonio y Mariano, que también compartieron con nosotros mesa  y sobremesa.

Los textos de la Asamblea:

ASAMBLEA  GRADUATS. Rocafort, 24 JUNIO 2018

Oración

Silencio meditativo: Lectura personal
Canto: Protégeme, Dios.
Vengo a Ti para que me acaricies antes de comenzar el día.
Que tus ojos se posen un momento sobre mis ojos.
Que acuda a mi trabajo sabiendo que me acompañas, Amigo mío.
Pon tu música en mí mientras atravieso el desierto del ruido.
Que el destello de tu Amor bese las cumbres de mis pensamientos y se detenga en el valle de la vida, donde madura la cosecha. (R. Tagore)
Salmo 15, a la manera de Dios
El Señor nos habla ya desde antes que se lo pidamos. Pronunciemos sus palabras sintiendo que son para nosotros, digámoslas también en su nombre a los demás.
Todos:
Refúgiate en mí, que yo te protegeré. Yo soy tu bien, la copa con la que brindas, y la parte de la herencia que te corresponde.
Tu suerte está en mi mano. Yo te aconsejo, incluso cuando no te das cuenta. Hasta de noche te instruyo, internamente, y despierto en ti intuiciones de un bien posible, de una justicia auténtica, de una verdad inmortal. Tú no me olvides. Tenme presente y, conmigo cerca, no vacilarás.
Deja que se alegren tu corazón y tus entrañas. Deja que tu cuerpo descanse sereno. No temas a la muerte o a la derrota, porque yo te abrazaré en ambas y te salvaré. Yo te enseñaré el sendero de la vida, haré que seas feliz en mi presencia, y que tu alegría, conmigo, dure para siempre. (Rezando voy)
Canto. Himno de la Trinidad. Canta y alaba al Señor.

Reflexión personal y por grupos

El sentido de pertenencia y la conciencia de misión
Construimos movimiento a partir de la materia prima que somos cada una de nosotras, a partir de las experiencias que cada diócesis va generando, a partir de la singularidad enriquecida por esas otras singularidades que nos acompañan en el ejercicio cotidiano de nuestra profesión. El equipo de revisión de vida es ese espacio en el que a fuego lento vamos creciendo como personas, ciudadanos, profesionales y por supuesto como creyentes. En la medida que trabajamos un material, que compartimos la lectura del Evangelio, que rezamos juntos, que llevamos la vida personal y profesional para amasarla con todo lo anterior, solo en esa medida, vamos alcanzando una síntesis fe-vida que nos empuja a ser sal y luz en medio del mundo.

La actividad que santifica (Gaudete et Exsultate §25-34)
25. Como no puedes entender a Cristo sin el reino que él vino a traer, tu propia misión es inseparable de la construcción de ese reino: «Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia» (Mt 6,33). Tu identificación con Cristo y sus deseos, implica el empeño por construir, con él, ese reino de amor, justicia y paz para todos. Cristo mismo quiere vivirlo contigo, en todos los esfuerzos o renuncias que implique, y también en las alegrías y en la fecundidad que te ofrezca. Por lo tanto, no te santificarás sin entregarte en cuerpo y alma para dar lo mejor de ti en ese empeño.
26. No es sano amar el silencio y rehuir el encuentro con el otro, desear el descanso y  rechazar la actividad, buscar la oración y menospreciar el servicio. Todo puede ser aceptado e integrado como parte de la propia existencia en este mundo, y se incorpora en el camino de santificación. Somos llamados a vivir la contemplación también en medio de la acción, y nos santificamos en el ejercicio responsable y generoso de la propia misión.
27. ¿Acaso el Espíritu Santo puede lanzarnos a cumplir una misión y al mismo tiempo pedirnos que escapemos de ella, o que evitemos entregarnos totalmente para preservar la paz interior? Sin embargo, a veces tenemos la tentación de relegar la entrega pastoral o el compromiso en el mundo a un lugar secundario, como si fueran «distracciones» en el camino de la santificación y de la paz interior. Se olvida que «no es que la vida tenga una misión, sino que es misión».
28. Una tarea movida por la ansiedad, el orgullo, la necesidad de aparecer y de dominar, ciertamente no será santificadora. El desafío es vivir la propia entrega de tal manera que los esfuerzos tengan un sentido evangélico y nos identifiquen más y más con Jesucristo. De ahí que suela hablarse, por ejemplo, de una espiritualidad del catequista, de una espiritualidad del clero diocesano, de una espiritualidad del trabajo. Por la misma razón, en Evangelii gaudium quise concluir con una espiritualidad de la misión, en Laudato si’ con una espiritualidad ecológica y en Amoris laetitia con una espiritualidad de la vida familiar.
29. Esto no implica despreciar los momentos de quietud, soledad y silencio ante Dios. Al contrario. Porque las constantes novedades de los recursos tecnológicos, el atractivo de los viajes, las innumerables ofertas para el consumo, a veces no dejan espacios vacíos donde resuene la voz de Dios. Todo se llena de palabras, de disfrutes epidérmicos y de ruidos con una velocidad siempre mayor. Allí no reina la alegría sino la insatisfacción de quien no sabe para qué vive. ¿Cómo no reconocer entonces que necesitamos detener esa carrera frenética para recuperar un espacio personal, a veces doloroso pero siempre fecundo, donde se entabla el diálogo sincero con Dios? En algún momento tendremos que percibir de frente la propia verdad, para dejarla invadir por el Señor, y no siempre se logra esto si uno «no se ve al borde del abismo de la tentación más agobiante, si no siente el vértigo del precipicio del más de desesperado abandono, si no se encuentra absolutamente solo, en la cima de la soledad más radical». Así encontramos las grandes motivaciones que nos impulsan a vivir a fondo las propias tareas.
30. Los mismos recursos de distracción que invaden la vida actual nos llevan también a absolutizar el tiempo libre, en el cual podemos utilizar sin límites esos dispositivos que nos brindan entretenimiento o placeres efímeros. Como consecuencia, es la propia misión la que se resiente, es el compromiso el que se debilita, es el servicio generoso y disponible el que comienza a retacearse. Eso desnaturaliza la experiencia espiritual.
¿Puede ser sano un fervor espiritual que conviva con una acedia en la acción evangelizadora o en el servicio a los otros?
31. Nos hace falta un espíritu de santidad que impregne tanto la soledad como el servicio, tanto la intimidad como la tarea evangelizadora, de manera que cada instante sea expresión de amor entregado bajo la mirada del Señor. De este modo, todos los momentos serán escalones en nuestro camino de santificación.

 

EUCARISTÍA
Canto Bendecid al Señor
Monición de entrada
Mujeres y hombres en camino, esto es lo que somos, y sin embargo todavía no atinamos a vislumbrar lo que llegaremos a ser. Como tampoco somos capaces todavía de vislumbrar ese nuevo mundo que Dios ha soñado para cada ser humano y para la creación entera.
En estos días el Papa Francisco vuelve a dirigirse a cada una de las personas que formarnos la gran familia cristiana a través de su última exhortación apostólica: GAUDETE ET EXSULTATE, «Alegraos y regocijaos» (Mt 5,12).
¡Feliz coincidencia! Esta llamada a vivir la santidad en el mundo actual, desde lo cotidiano, en medio de las circunstancias concretas en las que nos toca vivir, reafirma nuestras intuiciones fundamentales como movimiento de profesionales cristianos. ¡Una llamada a soñar con lo que llegaremos a ser en plenitud! Y que ya hemos comenzado a esbozarlo en el aquí y ahora de nuestra profesión y de nuestro movimiento!
“El Señor, en la historia de la salvación, ha salvado a un pueblo. No existe identidad plena sin pertenencia a un pueblo. Por eso nadie se salva solo, como individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana: Dios quiso entrar en una dinámica popular, en la dinámica de un pueblo.” (GE6)
Gracias por estar aquí. Tu presencia por si misma anima a otras, construye movimiento, es necesaria. ¡No importa cómo ha ido el año! Si ha sido muy rico compártelo! Si no ha dado mucho de sí enriquécete con la experiencia de los demás. Lo que importa es compartir juntas, revisar, celebrar y ¡proyectarnos con más energía hacia el siguiente! Y recuerda: “La comunidad está llamada a crear ese «espacio teologal en el que se puede experimentar la presencia mística del Señor resucitado». Compartir la Palabra y celebrar juntos la Eucaristía nos hace más hermanos y nos va convirtiendo en comunidad santa y misionera.” (GE142)
Preces
Necesitamos la fuerza de la comunidad y el apoyo del Señor, para que vayamos dando razones de nuestra fe y nuestra alegría y provoquemos el deseo de vivir en amistad con Dios, que facilita la vida y mejora la ilusión.
• Nos alegra el corazón, Padre, y nos quita todos los miedos, saber que antes de todos los tiempos pensaste en cada uno de nosotros. Querríamos imitarte y pensar y velar por los demás.
HAZNOS DESCANSO PARA LOS HERMANOS.
• Haznos sabios en el trato con los hermanos, generosos, escuchadores y danos esa mirada empática que tenía Jesús para adivinar lo que necesita el otro.
HAZNOS DESCANSO PARA LOS HERMANOS.
• Tú, Señor, nos sacas siempre de la mediocridad, no te conformas con que vivamos sin estar atentos a los hermanos, nos impulsas a generar vida y relaciones.
HAZNOS DESCANSO PARA LOS HERMANOS.
• Haznos profetas a todos los creyentes, que contagiemos alegría, fortaleza, pérdida de miedos y osadía para cambiar las relaciones y tratarnos como verdaderos hermanos.
HAZNOS DESCANSO PARA LOS HERMANOS.
Recoge, Padre, nuestras necesidades y deseos de vivir en familia con toda la humanidad. Sé siempre el maestro que nos marca los pasos, que nos das pistas para vivir.
Canto de comunión. Dios no puede más que darnos su amor
Acción de Gracias
Cada militante, cada equipo de revisión de vida y nuestro movimiento de profesionales cristianos en su conjunto, queremos ser expresión de este deseo de Dios de salvarnos personal y comunitariamente. Por esto decimos que CREEMOS en el proyecto de justicia e igualdad que se nos anuncia en el Evangelio y nos sentimos llamados como Iglesia a CREAR y re-crear esta buena noticia a través de nuestro ejercicio profesional en muy distintos ámbitos.
Todos:
Cada vez que me acerco hasta tu altar,
estoy reforzando mi amistad contigo,
te capto como alguien vivo y cercano
y siento tu esperanza y fortaleza en mi interior.
Cada vez que comulgo, Señor,
me llenas de entusiasmo y de sentido
y ya no puedo prescindir de tu misión
de agrandar mi corazón universal.
Cada vez que te acepto y te recibo,
renuevas mis ilusiones fraternas,
porque me indicas claramente la ruta
de construir una tierra justa y nueva.
Cada vez que comulgo contigo,
acepto tus ideas radicales,
de preferir a los pobres y marginados
para gastar mi vida en mejorar la suya.
Cada vez que entras en mis adentros,
tu espíritu me anima y me sostiene,
haces renacer en mí la solidaridad,
un talante agradecido y sensibilidad.
Cada vez que me encuentro contigo,
mi corazón se ensancha y se dinamiza,
me sacas de todos mis pequeños egoísmos
y me llenas de tu capacidad de obrar el bien.
Te damos gracias, Señor .
Canto final. Magnificat