De Dioses y Hombres

La película me ha sorprendido por su profundidad religiosa; lo cual no quiere decir que sea difícil de entender ni de seguir. Lejos de eso, cualquier persona se puede sentir identificada con las dudas y los sentimientos de los protagonistas. Porque son enormemente humanos: a la vez vulnerables y héroes. Como tantas personas de nuestro entorno.
Me ha gustado cómo aparecen reflejados los sentimientos de aquellos hombres que no quieren ser mártires, que no buscan un sufrimiento gratuito, que reflexionan para encontrar las decisiones adecuadas, intentando ser fieles a su vocación. Me ha parecido que la película deja muy claro dónde radica su fuerza: en que son comunidad, viven el amor fraterno más genuino, comparten con toda honestidad lo que son y lo que están viviendo, y, sobre todo en la vivencia de una honda espiritualidad compartida. Los momentos de oración en común (qué bien elegidos los textos, qué sencillos y hermosos los cantos) son de una intensidad que llena el alma. Y al mismo tiempo, viven integrados en el pueblo, celebrando con los campesinos sus fiestas, poniendo a su disposición lo que tienen, aprendiendo su cultura y conociendo el Corán lo cual les permite comprenderlos y apreciarlos con toda su dignidad.

Otra de las fortalezas de la película es cómo conviven musulmanes y cristianos en armonía, en un entorno tan humilde como de gran calidad humana. Lo que sucede después, no cuestiona la posibilidad de esa convivencia; más bien sitúa la cuestión, no en el campo de la guerra de religiones, sino en el de la lucha por el poder político: al final, los “malos” son quienes utilizan la violencia, sin que sea demasiado relevante en nombre de quién actúan. Su lógica es la de la imposición y la inhumanidad, y la dignidad de aquellos monjes y de aquellos campesinos sigue intacta. Para que aprendamos de ellos.
Yo resaltaría también la magnífica fotografía de aquel rincón del Atlas, la excelente actuación de los protagonistas (los primeros planos de sus rostros que lloran, ríen, temen, oran, cantan son impresionantes)…Me pregunto si las abundantes escenas en la capilla, que se detienen en la lectura reposada de textos bíblicos, en los cantos, en los ritos sencillos y auténticamente vividos resultarán excesivos para los no creyentes. Para mí son de una gran intensidad y belleza. Un regalo para el espíritu.

Julia