REFLEXIÓN SOBRE EL SERVICIO AL MOVIMIENTO DE PROFESIONALES CRISTIANOS

  1. EL SERVICIO EN EL MOVIMIENTO

“Todos ellos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles y en la unión fraterna, en la fracción del pan y en las oraciones… Unánimes y constantes, acudían diariamente al templo, partían en las casas y compartían los alimentos con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y se ganaban el favor de todo el pueblo. Por su parte, el Señor agregaba cada día los que se iban salvando al grupo de los creyentes”. Hch 2, 42-47

El Movimiento requiere de un trabajo, que aunque a veces no es visible, sostiene su proyecto y actividad, y requiere de militantes que lo piensen, lo estructuren y lo asuman. Militantes que piensen las vías de intervención en él para llevarlo hacia el sueño que Dios tiene de lo que debería ser una Comunidad de Vida reunida entorno a Cristo, para hacer realidad el proyecto de un movimiento de Acción Católica evangelizador del medio profesional y de la cultura.

Desarrollar hoy el proyecto de PX es asumir que recibimos un encargo que nos hace la Iglesia, una tarea que se nos confía por otros que, antes que nosotros, pusieron su ladrillo para construir esta casa común abierta y comprometida. Es asumir que llevamos entre manos un tesoro que Dios ha desenterrado ante nuestras narices para que cada uno decida qué hacer: puedes salir corriendo sin querer reconocerlo; puedes volverlo a enterrar para saber que estará allí más adelante, para cuando realmente lo necesites; puedes mirar hacia otro lado pues tienes muchas otras cosas que hacer;  puedes fantasear con lo importante que podría ser en tu vida un tesoro así, lo importante que podrías ser poseyéndolo, lo aparente que quedaría en tu vida; puedes descubrir su importancia pero no estar dispuesto a dar más de lo que objetivamente puedas recibir con él (medir su valor en tiempo, tanto me das tanto te doy, sin abrirte a la lógica divina que no es proporcional, donde lo poco se multiplica si das) o puedes explotar de alegría, salir corriendo hacia tu vida y bienes anteriores, venderlos todos para desear comprarlo, renunciando a otras cosas a cambio de…¿Qué quieres hacer con este tesoro que Dios, la Iglesia, una nube de militantes anteriores, coetáneos y futuros, depositan en tus manos?

Esta es la hora de ofrecernos con nuestras capacidades, siendo realistas pero generosos. Este es el primer paso, estar abierto para dar, soltando los lastres que nos inmovilizan. La llamada está hecha y espera nuestra respuesta. Es la hora del “sí incondicional de María”, del “me fío”, del “confío”, del “hágase en mí según tu palabra”, del “dispón de mi tiempo y mis capacidades”. Es la hora de que el siervo de la viña asuma la tarea de liderar un equipo para dar juntos lo mejor de nosotros mismos.

Escucha su llamada, Él se hace el encontradizo. Es la hora de pensar en el bien común, en las necesidades de otros, en lo que puedo aportar. Es la hora de servir, de construir juntos, de liderar, de rezar y reflexionar: ¿cómo yo voy a poder empujar un poco más este barco hacia el Reino de Dios?

Pero nuestro convencimiento surge también de que el discernimiento es una actitud inherente a la fe del cristiano maduro. Una actitud de la que no nos es permitido escaparnos. De hecho, el mismo viene a ser una de las formas fundamentales de nuestro estar en el mundo. Por lo tanto, se trata de algo no solo a practicar cuando en el Movimiento se tienen que renovar determinadas responsabilidades, que también, sino de algo que en la dinámica del compartir la fe -en el mecerse ésta por el mar de la vida personal y colectiva- necesita tener respuestas responsables por parte de todos. Según las capacidades que estemos llamados a poner en disponibilidad. (1 Cor 12, 1-11)

Discernimiento a la luz del Espíritu… Servicio corresponsable desde las propias capacidades… Claves de una Espiritualidad de la comunión cierta, afectivo y efectiva:

“Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una Espiritualidad de la comunión… Espiritualidad de la comunión significa ante todo una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado. Espiritualidad de la comunión significa, además, capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como “uno que me pertenece”, para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad. Espiritualidad de la comunión es también capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un “don para mí”… En fin, espiritualidad de la comunión es saber “dar espacio” al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (cf. Gal 6,2) y rechazando las tentaciones egoístas… No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento…” Novo Millennio Ineunte, nº 43

Y ante este proceso de discernimiento el Papa Francisco destaca advertencias oportunas. Francisco señala que siente hoy en día “tentaciones” en este tipo de servicios. Se vive, apunta el Papa, la responsabilidad como algo arduo; pragmático, pero no místico; funcional, pero no de enriquecimiento interior; individualista, pero no en corresponsabilidad. La exhortación Evangelii Gaudium recuerda que el servicio nos predispone a la fraternidad mística, a mirar la grandeza sagrada del prójimo. Nos anima a no dejarnos llevar por el inmediatismo ansioso, sin tolerancia a la contradicción y al aparente fracaso, al pesimismo quejoso, a la vanagloria, a los grandes resultados, a la división. La exhortación  nos impulsa a ser felices con lo que se hace, a acoger el trabajo como misión que nos vuelve plenos, fecundos y alegres. Finalmente, nos alienta a crear espacios motivadores y sanadores donde regenerar la fe y donde aliviar el individualismo y la crisis de identidad. (Exhortación EG números 76 a 109.- Tentaciones de los agentes de Pastoral)

  1. LECTURA CREYENTE DE LA EXPERIENCIA DE SERVICIO DE BELÉN

Vivir el Evangelio en primera persona

Una vez escuché a Quinzá (Sacerdote Jesuita) decir en una charla lo siguiente: “Somos palabra en el tiempo. Las historias con las que contamos lo que nos pasa, es con las que Dios escribe su propia historia, con nuestras palabras humanas. Somos biografía de Dios, Él es el protagonista oculto de lo que vivimos, sufrimos, pasamos,…”.

Es desde esta mirada, desde la que quiero transmitir cómo ha sido mi vivencia de Servicio en el Equipo Permanente de Profesionales Cristianos, de cómo esta  experiencia ha sido historia de salvación en mi vida, de cómo Dios se ha hecho presente en ella y de cómo me ha ayudado a vivir el Evangelio en primera persona.

Por segunda vez:

No es la primera vez que vivo una experiencia de Servicio en un movimiento de Acción Católica,  ya que hace 20 años estuve también en el Equipo de la JEC, aunque aquella vez fue como liberada.

Recuerdo mi experiencia anterior como una “montaña rusa” con mucha subida y bajada, con momentos muy buenos y otros…. muy malos. Gracias a Dios la vida no pasa en balde, y se crece,… y se madura… Tengo una percepción de esta segunda vez como más serena, sintiéndome más libre, creciendo en gratuidad y en confianza.

Doy gracias al Padre por aquella primera vez, por el poso que dejó en mi vida, ya que no me costó mucho esfuerzo entrar en la dinámica del equipo y  entender cuáles eran mis funciones y lo que se esperaba de mi. Fruto de esa experiencia también llevaba incorporado en la mochila un fuerte sentimiento de Comunión con la Iglesia, que reafirmo tras este segundo Servicio en un Equipo Permanente.

Sin embargo, tengo que reconocer que la experiencia anterior también ha tenido el inconveniente de crearme unas expectativas muy altas de lo que esperaba del Equipo y de la tarea, que a veces que querido vivir con el mismo esfuerzo e intensidad que cuando estaba liberada y pido perdón a mis compañeros de Equipo por las ocasiones que me he desesperado un poco pensando que las cosas no salían.

No obstante descubro que la ventaja de estar en el Equipo y seguir “en el mundo profesional” , que me ha ayudado a tocar tierra y no perder el contacto con la realidad.

Una experiencia de cuidado:

Quizás por deformación profesional (gestiono plazas residenciales de respiro a personas dependientes, y estoy permanentemente en contacto con personas cuidadoras), vivo mi servicio al movimiento como una experiencia de cuidado. Dice Pepa Torres  que “en la economía de Dios no sólo es importante engendrar, generar, producir, sino también cuidar, y hacerlo contando con la complicidad humana”.  No solo se trata de creer y crear, se trata también de cuidar. “La creación es la actividad creativa y cuidadosa de un Dios también Madre que nos invita a formar parte de la comunidad cósmica, a ser jardineras y jardineros creadores y co-creadoras”. Con esto quiero decir que me he sentido una cuidadora del movimiento e intentando ser testigo de un Dios – Todo- Cuidadoso, en el que creo profundamente. Podemos seguir creciendo como movimiento, podemos tener muchos grupos, crear estructuras, foros, plataformas,… Pero tras ese crear es importante el cuidar, que lo que hemos creado perdure, se desarrolle, pueda dar lo mejor de sí mismo. Es el estar atentos a las personas que están en nuestros grupos, en nuestras diócesis, en nuestras mediaciones (y digo este precisamente el año que he estado menos atenta)…

Y en especial estar atentos a los últimos. Porque en nuestro movimiento también hay últimos. Somos un movimiento frágil, “líquido”, pero incluso en nuestra fragilidad hay diócesis más débiles, hay militantes con situaciones de mayor fragilidad…. Estos deberían ser especialmente los primeros, los más cuidados, y con más mimo.

Cabeza y Corazón

Alguna vez ya os he comentado esta frase que un día José Angel le dijo a Luisa: “El responsable es el que lleva el Movimiento en la cabeza y en el corazón”. Esta es una frase que siempre he tratado de tener muy presente durante estos años. A veces ha podido más la cabeza, y otras veces más que el corazón,  han podido otras vísceras… y la emoción (no siempre positiva) ha ganado a la razón. La oración, encontrarme cara a cara con el Padre, me ha ayudado a poner coherencia; corazón cuando solo había cabeza, y cabeza cuando la emoción era confusa. La oración sobre todo me ayuda a ser consciente de que detrás de los papeles está la vida de las personas, personas que quieren seguir a Jesús. Y nosotros, como responsables,  solo somos un medio para ayudar a la gente a encontrarse con Dios.

Creciendo en gratuidad y arriesgando talentos

En el equipo se vive el pasaje de los talentos (Mt 25:14 -20). Es un lujo ver como el trabajo final termina siempre siendo una especie de “sinergia armónica” de los talentos que cada uno aportamos: la reflexión y redacción de Rober; el horizonte, dimensión, claves teológicas,  de Pepe Moreno, los conocimientos de economía, de organización empresarial y plena disponibilidad para ir a Madrid de Carlos. A la que persona que venga le espera un equipo con un fantástico ramillete de talentos. Talentos que van más allá de las capacidades; también está la generosidad de querer compartir tiempo. Y no puedo, sino nombrar otras personas y otros talentos arriesgados de los que he disfrutado en equipos anteriores: El entusiasmo, generosidad y cercanía de Maria Eugenia; la hondura y profundidad de Pepe González; y la disponibilidad, claridad de ideas y poner nombre a las cosas desde la sencillez de Maria José. Sólo se trata de aportar lo que cada una es y lo que cada una tiene,  sin más. Y se trata también de tomar consciencia de los límites personales pero también descubrir (a estas alturas de la vida) nuevas capacidades.

Y de crecer en confianza y en gratuidad. Porque quizás lo que tu siembras no lo vas a recoger, pero recoges frutos que han sembrado otros. Esto fue lo que pasó cuando presentamos en noviembre el Proyecto Evangelizador de Movimiento.

Con consciencia de las limitaciones:

Dice que mi querida amiga Margalida que “todos somos víctimas de nuestro carácter”. Y esta es la cuestión; que servimos desde el talento, pero también desde la limitación, desde el no talento.  Traigo especialmente dos de mis limitaciones y os pido perdón por cuando han estado presentes.

  • Cuando “he sido Marta” (Lc 10, 38 -42), y me he obsesionado excesivamente por la tarea, por el ir y venir, por la eficacia, y he olvidado qué es lo más importante.
  • Cuando he sido “la Hermana mayor del hijo pródigo” (Lc 15, 11-32) y no he sido acogedora con las personas que se “despistan” en el trabajo por el Reino, en la opción por el movimiento, por  el servicio, etc…

Y dando gracias:

No puedo terminar sin dar las gracias a todas las personas que habéis estado presentes estos años:

  • A Dios Padre, el “culpable” de que ahora esté aquí, que me acompaña, me cuida y está siempre presente. Siempre es un placer formar parte de sus planes.
  • A todos los militantes del movimiento, por su acogida, su cariño y su confianzais
  • Mis “talentosos” compañeros de Equipo Permanente, así como lo de otros movimientos de Acción Católica, del Movimiento de Profesionales de Cataluña, los Graduats de Valencia…
  • A los militantes que ya no están en el movimiento, por la vida compartida, porque siempre va a quedar un trocito de ellos en el movimiento
  • Mi grupo de revisión de vida, vosotros me inspiráis, siempre os tengo presentes cuando hay que sacar un documento (aunque luego algunos no lo trabajéis), siempre pienso, esto para Asun, para Nieves, Margalida, Ana, Juanjo, Carlos, Oscar, Emilio…
  • Y a las personas que no estáis en mi grupo y también me habéis acompañado muy de cerca, siempre desde el cariño, desde el respeto y la aceptación de mis límites y el reconocimiento de mis potencialidades, desde la libertad y sin querer influir en mis decisiones.

Gracias Padre de nuevo, por todos ellos. Ellos hacen que la vida desde el servicio tenga tanto sentido.

  1. ¿CÓMO CONCRETAMOS EL SERVICIO AL MOVIMIENTO?

A continuación detallamos las tareas a desempeñar en este servicio:

  • Confeccionar las actas de las reuniones del equipo permanente, de la Comisión General y de la asamblea del movimiento en la Sesión de Estudios
  • Convocar y coordinar de las reuniones: orden del día de la Comisión General, etc
  • Envío de información, documentos, recordatorios a los responsables diocesanos
  • Convocatoria y organización de la Sesión de Estudio
  • Realización de resúmenes de las aportaciones de las diócesis para el trabajo anual
  • Mantener mayor relación con la/s diócesis que por zona le corresponda

Con respecto al tiempo a dedicar a la tarea, depende de la época del año y de las cuestiones pendientes. En la Secretaría es recomendable 2 horas a la semana cuando hay menos trabajo. En temporadas de mas trabajo, (convocatorias, síntesis, actas,…) al menos 6 horas semanales.

  1. CUESTIONES PARA EL DISCERNIMIENTO PERSONAL Y LA PUESTA EN COMÚN EN EL GRUPO DE REVISIÓN DE VIDA

No se trata de pensar si este es “mi momento” o si “vitalmente me viene bien” o si “soy el candidato ideal” o si “tengo tiempo para ello”, sino simplemente de discernir “si me dejo interpelar por Dios a poner mi conocimiento, mi persona y parte de mi tiempo al servicio del resto de mis hermanos, para ayudar, en la medida de mis posibilidades, a que el Movimiento crezca, camine y en el fondo siga cumpliendo su tarea: la de evangelizar la cultura a través del medio profesional”. Todos tenemos límites, pero las dificultades se van solucionando con la corresponsabilidad de todos, los tiempos se pueden encajar y lo que no se sabe se puede aprender o preguntar.

Consideremos los modos, razones, caminos que aparecen en la Palabra:

  • Dios llama a partir de acontecimientos de las personas (su pueblo) Ex 3, 7-12 Moisés ante la situación de los israelitas en Egipto
  • Dios llama a cada persona no a alguien en general o a cualquiera.- Mc 3, 13-19 Elección de los Doce
  • Dios llama de ordinario a personas del propio pueblo, del propio grupo.- 1 Sam 16, 1-13 Elección de David
  • No llama siempre a los que parecen más capaces.- Ex 4, 10-12 Moisés
  • Muchos se resisten, dudan (miedo, desconfianza, incapacidad) Jr 1,4-10 (Jeremías)
  • Jesús llama para que le sigan, para una tarea, para una misión de liberación.- Ex 3, 7-12
  • Les marca el modo, el estilo de vida a seguir para cumplir la misión.- Mt 10, 1-14. Les anuncia las dificultades.- Mt 10, 16-24. Pero les garantiza que estará con ellos.- Mt 10, 26-32

Se trata ahora de orar nuestra disponibilidad para el  Movimiento, de poner nuestra vida ante Dios y discernir nuestras capacidades, nuestras limitaciones, nuestros tiempos, nuestras prioridades, nuestra disposición a aprender, a formarnos y a aportar, a servir…

– ¿Cómo ves y cómo sientes el Movimiento a nivel diocesano y estatal?

– ¿Qué recibes del Movimiento? ¿Qué crees que aportas? Se trata de abrirnos a la interpelación y revisar no solo cómo nos “cuida” el Movimiento, sino también cómo lo “cuidamos”.

–  ¿Qué capacidades personales tienes para asumir los diferentes servicios al Movimiento? Posibilidades y dificultades ante tu momento personal. Ante la llamada: ¿Qué sensaciones vives? ¿Qué expectativas se abren, con que ilusión la escuchas? ¿Qué resistencias percibes ante ellas? ¿Cómo te sientes llamado por Dios a servir al Movimiento?

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