Introducción

No podríamos decir con certeza cuándo comenzó este Movimiento, pero alrededor de los años 74-75 nuestro amigo, el actual obispo de Jaén, D. Santiago García Aracil, empezó a reunir a algunos post-graduados relacionados con el movimiento Juventud Estudiante Católica (J.E.C. Universitaria) y a profesores de Ensñanza Media y Universidad, en torno a un proyecto de Pastoral Universitaria. Las primeras convocatorias promovidas por el equipo de Graduados como tal, datan de principios de 1976. Gracias a aquellas personas, su ilusión  y constancia   fue cristalizando  el grupo que hoy somos, acompañados pacientemente por D. Juan José Garrido, nuestro Consiliario desde  finales de 1984.

Han ido pasando los años y  permanecemos; eso nos hace pensar que no puede ser la inercia, ni la rutina, ni el interés, aquello que nos hace seguir adelante. Casi sin darnos cuenta hemos ido, año tras año, preparando y llevando a cabo diversas actividades, reuniéndonos en equipo, rezando y celebrando juntos. Se ha ido tejiendo una trama de vivencias compartidas, que va formando parte inseparable de nuestra historia personal, y consolidando la vida de grupo.

Por eso ha llegado un momento en que hemos querido detenernos y sorprendernos de que hayan pasado tantos años. No es la nostalgia, sino la necesidad de expresar en voz alta la gratitud por todo este tiempo que va enriqueciendo y posibilitando nuestra vida como cristianos miembros de la Iglesia.

La gratitud para nosotros no significa un gesto protocolario hacia las personas que han hecho posible que lleguemos hasta aquí; ni siquiera nos bastaría entonar un solemne Te Deum que se agota en una celebración. El sentido que queremos darle es el de un reconocimiento público y también desde lo más íntimo de cada uno de nosotros, de que hemos recibido gratuitamente el regalo de la vida, de la fe cristiana y de la pertenencia a la Iglesia. Al ser conscientes de este don, no podemos menos que desear compartirlo con todos aquellos que en algún momento han hecho con nosotros parte del camino y vivir con ellos la alegría que sentimos. Y al mismo tiempo, bendecir y dar gracias juntos al Dios que nos guía, nos quiere y nos perdona, desde la Iglesia que nos lo ha dado a conocer a través de Jesús, verdadero compañero de camino.

Revisión y retos

Para reflexionar sobre la trayectoria del grupo durante todo este tiempo transcurrido, sin caer en la nostalgia y la lamentación, pero tampoco en el autoengaño del triunfalismo, necesitamos apoyarnos en el Evangelio.

Multitud de veces Jesús envía a sus discípulos y les da una misión; les pide austeridad en los medios (“no llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias” Lc 10,4) y un cierto desarraigo en los lugares, que permita la total entrega  (“donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón” Lc 12,34). Les da autoridad para discernir lo oportuno (“todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo” Mt 18,18) y fuerza para permanecer en la fidelidad a los principios evangélicos (“yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” Mt 28,20).  ¿Estamos siendo austeros, entregados, lúcidos y fieles al Evangelio?

En la Parábola de los talentos, Jesús también nos pide que seamos eficientes en nuestra tarea: no nos podemos conformar con esconder y conservar los tesoros que hemos recibido y seguimos recibiendo; hemos de responder con el intento de  compartirlos. ¿Estamos creciendo como personas y como grupo, preocupados en devolver al Señor, multiplicados, esos dones?

Frente a una religiosidad puramente rutinaria, se acusa la escasez de comunidades de acogida, lugares donde el hombre y la mujer que buscan se sientan aceptados y acompañados en su vivir, donde la oración y la celebración surjan del verdadero deseo de hacer presente a Jesús entre los seres humanos. Aunque no todos los grupos de iglesia pongan el acento en la misma dimensión de la fe, ¿Cuidamos nuestra capacidad de acoger, la accesibilidad de nuestras celebraciones, la calidez de nuestros encuentros, especialmente con quienes no pertenecen al grupo?

Las fuentes

Todo lo que hemos aprendido como base de nuestro funcionamiento en los equipos y como grupo, se lo debemos a nuestro origen como movimiento especializado de Acción Católica, procedentes la mayoría de nosotros de la J.E.C. universitaria y media. La Revisión de vida, con sus fases de ver, juzgar y actuar está en la base de nuestro proceso de reflexión. El compromiso en el medio al lado de otras personas de distintas ideologías y creencias es nuestra opción preferente de presencia cristiana en el mundo. La formación,  la espiritualidad y la acción constituyen los pilares de nuestro crecimiento como cristianos y como grupo. Valoramos y agradecemos toda la riqueza que para nosotros supone esta semilla que la Acción Católica plantó en su empeño honesto e ilusionado de llevar a la práctica el soplo fresco del Espíritu en el Concilio Vaticano II.

La pertenencia

En una etapa de nuestra existencia como movimiento, nos implicamos especialmente en la estructura de la Iglesia; una mujer de nuestro grupo, que tiene el cariño y la admiración de todas las generaciones que están y han estado en Graduados, respondió generosamente a la llamada para ser presidenta de la Acción Católica durante algunos años; y con ella, algunos de nosotros trabajamos en el compromiso hacia el interior de la Iglesia diocesana.

También fuimos parte activa en el desarrollo de Pastoral de Juventud y Pastoral Universitaria. Poco a poco, llegaron tiempos en que nuestra vida familiar y profesional, así como nuestro compromiso temporal, nos fue llevando a alejarnos del trabajo en las estructuras eclesiales. Si había que priorizar, nuestra opción se fue decantando a centrarnos en aquello que nos pedía una dedicación especialmente intensa, que era incompatible con la asistencia a reuniones, encuentros, jornadas…etc. Sabemos que esto no fue bien entendido en muchos círculos eclesiales, pero hemos de decir que siempre nos hemos sabido respetados, y hemos recibido apoyo por parte de la iglesia de nuestra diócesis. 

En los últimos tiempos, algunos de nosotros nos hemos vinculado a las actividades del Forum Cristianisme i món d’avui, y otros colaboran con el Moviment Scout Catòlic. Una persona muy valiosa, colabora actualmente en Justicia y Paz.  En todo momento nos hemos sentido parte de la iglesia, aunque no siempre participemos activamente en sus estructuras diocesanas.

El mundo

En el proceso de revisión de vida, se parte de un análisis de la realidad. Nos debemos a nuestros hermanos, y tenemos que conocer el mundo y sus necesidades. No podemos estar  al margen de esa realidad, que se plasma en los medios de comunicación, pero también en las manifestaciones artísticas y culturales de nuestro tiempo. La propia experiencia en el diálogo con los otros y en la vivencia de los contratiempos y alegrías en las mismas condiciones que nuestros semejantes, es elemento imprescindible para un compromiso encarnado.

También necesitamos contrastar nuestra experiencia con los valores del Evangelio, y saber cuál es la actitud adecuada a nuestro ser cristianos; por eso es preciso formarnos en lo esencial  de nuestra fe acudiendo a sus fuentes y a los escritos de quienes se dedican a profundizar en la teología.

En nuestros equipos ha estado presente el debate entre las diversas formas de compromiso en el mundo: lo que se ha venido a llamar cristianismo de mediación y cristianismo de presencia. Cada cual ha centrado su acción según sus circunstancias, y algunos de nosotros trabajamos en instituciones confesionales mientras otros lo hacemos en el ámbito no confesional, sea público o privado. El grupo como tal, no ha tomado un compromiso político concreto; se da en nosotros una pluralidad de ideas y opciones, que procuramos basar en los valores evangélicos, revisados en las reuniones de equipo y en las diversas actividades de formación.

En ocasiones echamos de menos el no hacernos más presentes en la realidad política y social de nuestro mundo, el que nuestro trabajo de reflexión sobre diversos problemas de nuestra sociedad que nos interpelan como cristianos, haya quedado solamente al interior del movimiento. Este es uno de los aspectos que más nos preocupan porque de nada sirve pensar y profundizar si de ello no se deriva un compromiso concreto. 

Este es otro de los retos que se nos plantean.

El futuro

Se dice que cuando vamos cumpliendo años, nos hacemos tan realistas que se nos olvida soñar. La ingenuidad es una característica del niño, que si se manifiesta en el adulto refleja una regresión peligrosa. Pero Jesús lo dijo claro “si no cambiáis y os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos (Mt 18,4)”

No se trata de no ver la realidad como es, ni de minimizar los problemas y las dificultades. No es eso. Se trata de mantener vivo el deseo, de no decir nunca que aquello que Jesús a través de su vida y su palabra, ha hecho conmoverse en nosotros, es imposible. “¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc 24,32)

Si a pesar de vivir en la sociedad de los saciados, seguimos deseando con fuerza la paz basada en la justicia, la convivencia basada en la fraternidad, la generosidad que nace de la gratitud, y rezamos intensamente por ello, trabajaremos codo a codo con todos los seres humanos que buscan lo mismo, aunque le den otro nombre, en definitiva, haremos más próximo ese Reino de Dios que cada día anhelamos más cerca.

 

   

 

En las páginas que siguen a continuación, hemos recopilado todo el material de trabajo que pudimos encontrar desde que comenzamos a organizar seminarios de formación en nuestro grupo. Nunca imaginamos que al cabo de 20 años íbamos a bucear en nuestra historia y sacar a la luz aquellos temas que nos preocupaban, y las reflexiones que generosamente nos aportaban  las personas expertas que nos orientaban.

Por eso no hay una constante que unifique todos los temas propuestos; de los más antiguos sólo conservamos el título o un esquema; de otros tenemos la ponencia completa; tal como los tenemos os lo ofrecemos, eso sí, con la ilusión y seriedad con que fueron preparados por sus ponentes. No hemos especificado los nombres de los autores de las diversas ponencias, porque faltaría para ello una revisión más rigurosa, añadir citas y bibliografía utilizada, lo que excede nuestras pretensiones y posibilidades.

Este material que ahora os presentamos es fruto de una preocupación por los retos que el mundo actual ofrece al cristiano, y de la intención de iluminar desde la reflexión los problemas que nos acucian como hombres y mujeres de nuestro tiempo. Siempre hemos rechazado la opinión no fundada, la palabra precipitada que lejos de iluminar confunde y desorienta. Para nosotros ha sido muy valioso todo este proceso de formación en el que continuamos, y por eso nos hemos animado a ofrecerlo a quienes compartan esta inquietud por apoyar en el pensamiento aquéllas actitudes, compromisos,  opciones que desde la fe vamos tomando en nuestra vida.

Precisamente la necesidad de profundizar en los principios de la fe que profesamos, nos ha inducido a ir intercalando en los temas de estudio aspectos bíblicos y teológicos que fueran alimentando lo que es el origen y sentido de nuestra vida.

Desde estas páginas agradecemos a todos los que de forma desinteresada y en algunos casos, silenciosa y anónima, son los autores de unas reflexiones para nosotros muy valiosas. Esperamos que lo sean también para quienes las lean.

 Sumario