Amigos, amigas, hermanos, hermanas…

Ante los acontecimientos que nos sobrepasan, necesitamos encarar la vida desde esa fe compartida que tanto nos une. 
Primero para tomar decisiones que nos involucran como grupo, y suspender nuestras próximas reuniones, ejercicios…etc. Segundo para ser más comunidad creyente que nunca y cultivar el cariño que nos profesamos, estando pendientes unos de los otros, contando cómo estamos, rezando juntos, compartiendo reflexiones… 
Tercero para aprovechar el nuevo tiempo  que se nos regala de no trabajo, o trabajo distinto, o trabajo intenso… y sacar esa sabiduría profunda que hace sobrevivir a los seres humanos, y sacar los talentos recibidos, quizás escondidos, ayudar a crear espacios de encuentro, donde nadie se sienta solo con la angustia de la incertidumbre y el miedo, del dolor… Aquí dejo unas propuestas muy rudimentarias, que seguro entre todos y todas podemos enriquecer…

  1. Dosificar la inmediatez: las redes pueden convertirse en nuestro enemigo si no sabemos acotar los tiempos dedicados a leer tanta información que nos llega y diferir las respuestas. Esto no es compatible con la reflexión y el discernimiento.
  2. Tomar perspectiva: Ante nuevas noticias, toma de decisiones, acciones.., nos corresponde parar el cuerpo y la mente, respirar, hacer un gesto con nuestro cuerpo que exprese la conexión con Dios y con toda la humanidad sufriente, para  pronunciar una oración que invoque la presencia del Espíritu en este momento que es también de gracia, aunque parezca lo contrario…
  3. Utilizar la creatividad para establecer los cauces concretos para comunicarnos desde el confinamiento, sin invadir el ritmo de los otros, pero sin aislarnos de sus historias, cuidándonos y acompañándonos…  

Os mando un texto para iniciar esta nueva forma de vivir juntos esta cuaresma tan especial…

«Y así, sin haberlo previsto, todas nuestras urgencias, las agendas repletas, las actividades programadas, lo imprescindible… se nos cae.
Y entramos en un desierto donde quizás nos espera la verdad para la que nunca tenemos tiempo. Y la cuaresma empieza a serlo más… Una cuaresma en cuarentena para cambiar de piel y adentrarnos en lo más humano y verdadero, para vivir de corazón con nosotros y los demás. Venzamos juntos el virus por la vía de la quietud amada y la relación cuidada. Ánimo. Leamos al profeta Jonás para iluminar el #yomequedoencasa, y en mi interior, con los otros…
Pasemos algunos días en el vientre de esta ballena cultural … Decrecer para crecer, se puede vivir más con menos, debemos salir de la «rapidación» que nos ahoga en la indiferencia, de la inequidad que mata, de la superficialidad del consumo que nos consume.
Entremos en el silencio del encuentro, en el ayuno de los ego para la construcción del nosotros, en la limosna de la verdadera fraternidad que realiza y saca lo más human o de nuestro interior, la imagen de lo trascendente.
Llegaremos a la orilla de la verdad y podremos cambiar de vida, nacer con nuevos horizontes de justicia, equidad y libertad, en la fraternidad con la naturaleza, con nosotros mismos, para un nosotros universal y con la trascendencia que nos fundamenta» (José Moreno, Profesionales Cristianos)

One comment

  1. […] complemento a la entrada anterior abrimos esta para los comentarios, reflexiones y mensajes que queráis […]