En torno a Dios, la fe, la Iglesia y el hombre

Nuestro amigo y consiliario Juan José Garrido acaba de publicar un volumen recopilatorio de varios ensayos y conferencias en la colección Series Diálogo de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer.
Lo podéis adquirir en la librería diocesana Edilva, Facultad de Teología de Valencia (C/Trinitarios, 3).

PRESENTACIÓN de Javier Salinas, obispo auxiliar de Valencia.

Presentar un nuevo libro de Juan José Garrido es para mí, ante todo, un motivo de alegría por la luz que me aporta y de gratitud a quien, como otros en la Iglesia, dedica horas y esfuerzos a la tarea, siempre necesaria, de pensar sobre la realidad cultural que nos envuelve y su relación con la vida cristiana, a fin de desentrañar aspiraciones y retos, y señalar nuevas  oportunidades que el Señor nos ofrece. Una misión, especialmente urgente cuando en tantas ocasiones quedamos atrapados por una mirada reducida al instante, sin suficiente perspectiva para ver el proceso de lo vivido, para descubrir hacia dónde vamos y cuál es la llamada de Dios en nuestro tiempo. Lo cual exige una actitud de escucha de los acontecimientos y situaciones que caracterizan nuestro mundo, y al mismo tiempo, volver de nuevo a acoger los saberes que se han ido tejiendo a lo largo de la historia, tanto del amplio mundo de nuestra tradición cultural como de la tradición viva de la Iglesia, y en los que se muestran tanto las grandes cuestiones que afrontamos los seres humanos como la novedad del Evangelio, siempre solidaria con la historia humana en la que muestra su fuerza salvadora.
En este dinamismo, siempre abierto, hay cuestiones que siempre habitarán la inquietud que impulsa el corazón humano, aunque a veces queden ocultas o confundidas con otros intereses. Pues, ¿quién no desea encontrar respuesta a los grandes interrogantes que surgen en camino de la vida? Interrogantes que así señalaba el Concilio Vaticano II y que siempre acompaña en su misión evangelizadora:

¿Qué es bien y qué el pecado? ¿Cuál es el origen y el fin del dolor? ¿Cuál es el camino para conseguir la verdadera felicidad? ¿Qué ·es la muerte, el juicio y la retribución después de la muerte? ¿Cuál es, finalmente, ese misterio último e inefable que abarca nuestra existencia, del que procedemos y hacia el que nos dirigimos? , (Nostra Aetate, 1).

Y junto a estas también surgen nuevos desafios que generan los cambios culturales y sociales en los que estamos inmersos, tal como ya indicaba dicho Concilio:

La humanidad se encuentra hoy en un nuevo período de la historia en el que profundos y rápidos cambios se extienden progresivamente a todo el universo [...] De ahí que podamos hablar de una auténtica transformación social y cultural, que repercute también en la vida religiosa, (OS, 4b).

Nos encontramos, pues, ante cuestiones de siempre y ante otras que por su novedad y su capacidad para conmover nuestra visión de la fe y su resonancia en la vida concreta provocan una preocupación que pone en cuestión el camino que ha abierto de forma definitiva el Señor muerto y resucitado. Afrontar esta situación exige compromiso personal y eclesial, pericia intelectual y espiritual, para llevar adelante un diálogo auténtico entre las aspiraciones y desafíos de nuestro mundo y la tradición cultural y eclesial que ha configurado la vocación cristiana. Todo un proceso que lleve a no confundir nuestras emociones y deseos de novedad, nuestros esquemas mentales, con la Verdad que resplandece en la obra de la Creación y de un modo pleno en la Revelación cristiana «verdadera estrella que orienta al hombre que avanza…» (RF, 15b). Se trata pues, de hacer realidad una gran tarea del discernimiento: aprender a distinguir las voces de los ecos y descubrir la Voz que orienta e ilumina, o al menos sus sonidos. Una tarea de discernimiento especialmente necesaria en estos momentos cuando tanto ruido envuelve nuestra vida, y en los que crece el deseo de un nuevo estilo de vida cristiana. Una misión no puede reducirse a denunciar los caminos oscuros que se perciben en el horizonte de la vida cristiana, sino que debe arriesgarse a señalar las nuevas luces que pueden orientamos, los nuevos estilos de vida que el Espíritu suscita hoy en la Iglesia, en los hombres de buena voluntad.
En este contexto cultural y espiritual se sitúa este nuevo libro de Juan José Garrido. No es un texto sistemático, a modo de un tratado, sino que son aportaciones que su autor ha ofrecido en distintas ocasiones de su misión profesional y apostólica, con un hilo conductor que los caracteriza: el diálogo entre las preguntas y desafíos que acompañan la vida de los cristianos, solidaria con la común aventura humana, y la luz del Evangelio y sus realizaciones en la historia. Algo propio de quien quiere contribuir en la misión evangelizadora, pues es un ministro del Evangelio que ha dedicado lo mejor de su vida a la enseñanza de los saberes filosóficos, y a la compresión más plena de la fe cristiana. Un trabajo intelectual vinculado con la práctica pastoral que desarrolla en distintos ámbitos y responsabilidades. Un modo de hacer realidad lo que bellamente recordaba san Juan Pablo 11: «La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad».
Los textos que configuran este libro son múltiples, y como los colores de una vidriera que los aúna en una luz común: iluminar los caminos a seguir en la misión evangelizadora a la que hoy somos particularmente convocados. Unas reflexiones transidas de saberes y propuestas para avanzar hacia la renovación eclesial, pues son conocimientos y reflexiones que invitan a la acción. Un modo de razonar claro e integrador, con un lenguaje austero y concreto, que tiene como punto de referencia permanente la fidelidad al hombre en su ser y vivir y la fidelidad al Dios viviente que viene a nuestro encuentro. Un camino que asume tanto la necesidad de purificación de las expresiones y estilos que oscurecen la novedad del Evangelio como aquellas tareas a desarrollar para que sea percibido como tal. Un modo de proceder que muestra cómo la evangelización, sin olvidar la necesidad del anuncio explícito de la fe, no puede ignorar las riquezas que el Señor ha suscitado en la historia humana y que son preámbulos que llevan a «la puerta de la fe» (Hch 14,27). Una cuestión de gran alcance y que manifiesta la íntima relación entre la historia humana y la «historia de la salvación». Es lo que nos señala el modo de proceder del Apóstol S. Pablo en Atenas. Su predicación no parte de cero, sino se desarrolla desde un punto de encuentro con las aspiraciones y bienes morales presentes en las personas a las que anuncia la novedad cristiana (cf. Hch 17,22-23). La evangelización no se puede entender como una comunicación de realidades de las que nunca y de ninguna manera participan los que las reciben, pues el Señor siempre nos precede. Es el anuncio que recibe san Pablo en su camino misional hacia Corinto: «No temas […] yo estoy contigo y en esta ciudad. tengo yo un pueblo numeroso» (Hch 18,9-1O).
Cuando el posible lector tome este libro en sus manos descubrirá y podrá experimentar que su autor lo confía para establecer un diálogo. En realidad, todo libro es como un huérfano que necesita ser acogido para permitirle que nos hable y así provocar un diálogo que, al tiempo que da vida a la letra, también enriquece con nuevos conocimientos y provocaciones al lector. Yo lo he intentado y me ha ayudado, ha sido un diálogo que me ha ayudado a comprender mejor la actual situación de la fe y de la misión de la Iglesia, y por tanto de mí mismo y de mi misión. En esta hora de la Iglesia estamos necesitados de aportaciones como las que aquí se nos ofrecen para superar el espíritu de derrota que asoma en nuestro camino.
Hace tiempo que escuchamos la misma cantinela, tal como proclama un himno de la Liturgia de las Horas «Guarda mi fe del enemigo (tantos me dicen que estás muerto)». Es verdad que una forma de ser y vivir la fe, marcada por una determinada forma cultural está muriendo, pero el Resucitado sabe cómo escapar de la tumba, según una feliz imagen de G.K. Chesterton. Y este libro, en sus diferentes y ricas aportaciones, nos ayuda a descubrir este proceso que nos lleva a la novedad, a empezar a ser los cristianos nuevos para un tiempo nuevo. Al autor de este libro, le he escuchado en alguna ocasión una propuesta traída de lejos pero de gran actualidad. Es de san Ignacio de Antioquia, siglo 11, «Lo que necesita el cristianismo, cuando es odiado por el mundo, no son palabras persuasivas, sino grandeza de alma» (Carta a los Romanos, cap. 3). Y cómo habrá grandeza de alma sin una fe vivida y pensada a fondo, cuyo fruto es mostrar que el Evangelio es la buena Nueva que abre a la humanidad a una esperanza más fuerte que la muerte. Hay que salvar la «grandeza de alma» del pantano de las emociones y buenas intenciones, y alimentarla con contemplación la Palabra que la Iglesia proclama, celebra y vive en diálogo con la cultura en todas sus dimensiones, y las formas de vida que marcan el compromiso de la fraternidad universal.
El papa Francisco nos invita constantemente a mirar y vivir la crisis que caracteriza nuestro tiempo, él la llama «cambio de época», como una oportunidad para vivir y comunicar el Evangelio de una forma más nítida y vital, como una Buena Nueva que invita a los hombres y mujeres a vivir su vocación humana en toda su plenitud. Se trata de volver a temas antiguos y siempre nuevos, como nos recordaba en su día el papa san Pablo VI:

La ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda alguna el drama de nuestro tiempo, como lo fue también en otras épocas. De ahí que hay que hacer todos los esfuerzos con vistas a una generosa evangelización de la cultura, o más exactamente de las culturas. Estas deben ser regeneradas por el encuentro con la Buena Nueva. Pero este encuentro no se llevará a cabo si la Buena Nueva no es proclamada (Evangelii Nunciandi, 20).

Es lo que intenta Juan José Garrido a través de textos que como los afluentes  de un río enriquecen con sus aguas la misión de todo el Pueblo de Dios. Sí, «un río y sus acequias alegran la ciudad de Dios, sacrosanta morada del Altísimo» (Sal 45,5). Gracias.

Mons. Javier Salinas Viñals
Obispo auxiliar de Valencia Valencia, 14 de enero de 2021
Festividad de San Juan de Ribera

El contenido del libro:

PRESENTACIÓN
EL CAMINO DEL INTELECTO HUMANO HACIA DIOS
LA NECESARIA INCULTURACIÓN DE LA FE EN NUESTRO MUNDO. SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS CON LA OBRA DE LOS SANTOS PADRES
LA TRANSMISIÓN DE LA FE EN NUESTRO CONTEXTO SOCIO-CULTURAL
ALGUNOS ASPECTOS DE LA PARTICIPACIÓN DE LOS LAICOS EN LA VIDA DE LA IGLESIA
FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA
A LOS VEINTE AÑOS DE LA ENCÍCLICA FIDES ET RATIO DE JUAN PABLO II
DEL MALESTAR EN LA IGLESIA. UNA MEDITACIÓN
FRAGILIDAD HUMANA Y ESPERANZA CRISTIANA
REGENERAR ESPAÑA RENOVANDO SU CATOLICISMO: LA POSICIÓN DE ORTEGA Y GASSET
LA BELLEZA DE LA PALABRA
VIGENCIA DEL HUMANISMO CRISTIANO
NUEVA SENSIBILIDAD Y TRADICIÓN CRISTIANA
LAICIDAD E IGLESIA
Información en la página web de la facultad de teología de Valencia