Ante la reforma laboral

Desde el Forum nos envían algunas reflexiones sobre la reforma laboral y la convocatoria de huelga general.

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Reflexiones cristianas ante las reformas y la huelga general del 29 de marzo de 2012

Dice el Concilio Vaticano II:

“Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”. (Gaudium et Spes 1)

“Se equivocan los cristianos que, bajo pretexto de que no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuenta que la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas según la vocación personal de cada uno… El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra época» (GS 43; cfr. 21; 34-39; 57)

“En la génesis del ateísmo pueden tener parte no pequeña los propios creyentes, en cuanto que, con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina, o incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado más bien que revelado el genuino rostro de Dios y de la religión”. (GS,19)

Partiendo de estos principios fundamentales del Concilio Vaticano II, ofrecemos algunos párrafos de las reflexiones que han manifestado, personas y colectivos católicos, ante las reformas y la HUELGA GENERAL DEL 29 DE MARZO DE 2012. Con ellas pretendemos iluminar la conciencia de las personas cristianas de nuestra Parroquia, de cara a su compromiso personal en este momento tan importante.

Comentario de una persona militante de la HOAC de Mondoñedo-Ferrol:

… Sin perder de vista la pluralidad que hay en la comunidad de creyentes, tenemos ante nosotros un momento histórico en el que los cristianos no podemos permanecer al margen, independientemente de ideologías. Un momento en el que, queriendo leerlo desde las gafas del Evangelio, no consigo obtener ninguna lectura que no sea aquélla que me pone del lado de los más débiles, de los que más están padeciendo la crisis económica. Por más que me pongo esas gafas no puedo encontrar una respuesta que me haga ver las ventajas que la precarización del mercado laboral y la desregularización de las relaciones entre empresario y trabajador puedan ofrecer a la creación de empleo, y de existir, que no se traduzca en una nueva forma de esclavitud que les vaya a afectar de forma gravísima a las futuras generaciones.

Responder ante la reforma laboral con coherencia evangélica es poner en práctica el mandato de Jesús: amar al prójimo con la misma fuerza con la que nos amamos a nosotros mismos. El mismo amor que los que nos precedieron mostraron hacia nosotros, muchas veces a costa de su propia vida, y que nosotros estamos obligados a devolver con igual intensidad a quienes nos van a suceder.

El 29 de marzo tenemos ante nosotros una nueva encrucijada que en libertad debemos de asumir. Una libertad que otros, con la fuerza que sólo el Señor es capaz de transmitir, ganaron a base de sangre,  sudor y lágrimas, y que nosotros no debemos desperdiciar, aun cuando apliquen contra nosotros la artillería pesada del  chantaje en forma de enormes cifras de paro de las que no somos culpables, teniendo muy en cuenta que son los propios causantes de la crisis los que ahora nos exigen esos sacrificios.

De la HOAC y la JOC de Bizkaia:

“Desde el convencimiento de que el ser humano debe ser el centro de la actividad económica y laboral, y de que la economía debe orientarse a las necesidades de las personas y de sus familias, los movimientos apostólicos HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y JOC (Juventud Obrera Cristiana) de Bizkaia mostramos nuestro apoyo a la huelga general convocada por las organizaciones obreras.

La reforma laboral que provoca esta convocatoria de huelga, como otras reformas anteriores, va en la dirección de concebir a la persona como un sujeto secundario, que se verá beneficiado de una hipotética mejora de la economía de las empresas. Sin embargo, la historia viene demostrando que, las distintas reformas laborales realizadas y el crecimiento económico anterior a la crisis, aumentaron la precariedad y el empobrecimiento de las familias trabajadoras.

Como nos dicen nuestros obispos en su carta «Una economía al servicio de las personas»: «no podemos esconder la cabeza frente a lo que está ocurriendo, ni mucho menos, mirar para otro lado frente al sufrimiento de tantas personas.

Creemos que la huelga general es una oportunidad para reivindicar una concepción del trabajo humano como principio de vida, como elemento humanizador que procure la satisfacción de las necesidades materiales, culturales y espirituales de la persona. Una oportunidad también, para que las personas trabajadoras busquemos alternativas a un sistema capitalista que ha impuesto una cultura de la producción y el consumo que nos mantiene permanentemente insatisfechas”.

Los retos actuales que atraviesa la economía requieren medidas políticas concertadas que subordinen la economía financiera a la economía productiva. La democracia es tal, cuando hace justicia y toma partido por el ser humano. Es preciso, como han pedido insistentemente Benedicto XVI y el Pontificio Consejo «Justicia y Paz», una reforma del sistema financiero internacional. Esta reforma supondría avanzar en justicia social y comunión de bienes, redistribuyendo efectivamente la riqueza existente; controlar la economía especulativa y frenar el desmedido afán de lucro, en lugar de eliminar derechos. Éste es el camino que puede generar riqueza orientada a la creación de empleo decente y con derechos y a disminuir la pobreza.

El objetivo primordial de estas movilizaciones debe ser “la defensa de un trabajo decente y la lucha por unas condiciones de vida dignas, especialmente para los sectores más empobrecidos de la sociedad”.

De la Fraternidad Nacional Secular “Carlos de Foucauld”:

“Creer en Jesús y proclamar el evangelio significa mantener posturas críticas y de lucha contra los valores que nuestro sistema económico quiere imponer a toda costa en nuestra sociedad.”

“Con algunas actitudes de la Jerarquía … se está consiguiendo que, a los ojos de la sociedad, exista un alineamiento completo de la Iglesia con la derecha política y el poder económico, de manera que resulta difícil explicar que los pobres ocupan un lugar central en el Evangelio y que la lucha contra la pobreza y la exclusión es parte esencial de la construcción del Reino de Dios. Tales posicionamientos (de la Jerarquía) han ido excluyendo progresivamente de la Iglesia a personas con sensibilidad social y han ido creando un parapeto enorme que dificulta generar esperanza evangélica”.

“Necesitamos una Iglesia que haga, al menos, el mismo énfasis en la defensa de la igualdad y la justicia social que el que hace en materias de moral sexual y “defensa de la vida”. Es una incongruencia proclamar que se está a favor de la familia cuando se está conforme con una ley que precariza el trabajo que la mantiene y atenta contra la dignidad de los que la forman”.

Del Fòrum Joan Alsina, formado por un centenar de curas de Girona:

“Estem patint una dictadura dels mercats especulatius (…) i també la ideologia i la imposició del neoliberalisme econòmic, que fomenta la cobdícia i el lucre d’unes minories, i retalla i anul·la els drets més fonamentals de moltes persones i famílies, tot condemnant-les a la pobresa.

«Sembla que tots som còmplices de la cada vegada més injusta situació actual, perquè no ens atrevim a denunciar clarament com s’ha arribat fins aquí i qui són els responsables».

«Amb l’excusa de la sortida de la crisi, s’estan violant impunement drets humans bàsics, com ara el treball i l’habitatge. Per aquest camí no es veu cap sortida de la crisi; es perden, però, llocs de treball i es retallen drets laborals i socials, sindicals i salarials. L’atur, la manca de subsidis, la pobresa que va creixent són un atac a la dignitat de persones i famílies».

“Els governs, en lloc d’actuar per tal de frenar l’especulació econòmica, ignoren o reprimeixen la justa indignació de qui exigeixen treball i habitatge».

«Són injustes i immorals les retallades de les prestacions socials, sobre tot en sanitat i educació”.