Ejercicios espirituales 2023

Los días 24 a 26 de este mes de marzo nos reunimos en la casa diocesana de espiritualidad Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles, en Xàbia, para celebrar las jornadas anuales de reflexión.
Estuvieron dirigidas por el padre dominico Martín Gelabert. El padre Gelabert ocupa la cátedra de Teología Fundamental y Antropogía teológica de la  Facultad de Teología de San Vicente Ferrer de Valencia. Es autor de numerosas publicaciones y escribe habitualmente en su blog.

Podéis encontrar las oraciones y acto penitencial aquí.

Julia nos ofrece una síntesis de estas jornadas.

UN RESUMEN SUBJETIVO DE LOS EJERCICIOS.

La llegada del viernes, el encuentro tan necesario para compartir retazos de vida que nos hacen sentirnos “hermanos-amigos”, la añoranza de los que faltan, cuyos nombres están en nuestra oración, el paseo envueltos en la luz del atardecer, y la oración conjunta: “Se está bien aquí. Menos uno y más nosotros. Luego se impone la vida con sus rutinas. Pero sabemos que dentro de la piel, en lo más profundo, late Dios”
El sábado comienza con otro paseo para asomarnos a la inmensidad del mar, por unos instantes teñido con todos los matices del color más cálido. La oración de la mañana la dirigimos a la Virgen, rememorando el episodio de la Anunciación, “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad” ¡Es el día en que Encarna celebra su santo!


La primera meditación del padre dominico Martín Gelabert nos lleva a reflexionar sobre qué quieren decir estas dos primeras palabras del Padre Nuestro, la oración que nos identifica como cristianos. Quién no es y quién es este Padre, qué es ser hijo suyo, una filiación que va más allá de la biología, y es fuente de vida, misericordia y amor. Podemos experimentar que este Padre es tan nuestro como suyos somos nosotros. Podemos tutearle, sentirnos liberados, porque nuestra relación con él es de amor.
Al llamar a Dios Padre, sabemos que tenemos una casa, donde Él nos espera. Hay en ella una fiesta, que no está completa hasta que no entran los hijos de ese padre con entrañas maternas que abraza y llena de besos.
Cuando rezamos, pedimos. Y pedimos lo que esperamos… ¿qué podemos esperar? Vivimos en tiempos de crisis de fe y crisis de esperanza, en los que se pone el deseo en lograr el máximo bienestar y el empeño en conservar cosas que nos mantienen apegados a ellas. Este contexto social y cultural nos roba la esperanza. La esperanza se alimenta de la fe: creer que Dios es bueno y seguir viviendo en el amor a pesar de que eso conlleva ser contra-cultural.
La oración anticipa la esperanza y la hace creíble, esperable y amable. Jesús nos muestra el camino para ello en sus gestos y palabras. Las Parábolas nos transmiten quién es ese Dios en el que creemos, al que esperamos y con quien nos une el amor. Hablar de que el “Reino de Dios se parece a” … es decir que Dios se parece a: el buen pastor que deja a sus ovejas para buscar a la que falta, la mujer que busca la moneda perdida, el padre que tiene dos hijos y los ama sin condiciones… etc.
Para saber pedir, hemos de cambiar la forma de relacionarnos con Dios y con los hermanos. No hacer las cosas por obligación, sino por necesidad: cuando voy a misa, cuando rezo, cuando acudo al grupo lo hago porque sin todo eso, mi esperanza palidece y mi fe vacila.
El objetivo de la fraternidad es la amistad. Primero somos hermanos (soy el guardián de mi hermano), y luego llegar a ser amigos. Los enemigos son aquellos que no se merecen mi amor. Amar a un enemigo es pensarle como hermano, desear que no siga haciendo daño, no desearle el mal, desearle el bien. Porque el Padre de todos le quiere feliz.
La mirada esperanzada de la vida, significa mirar como Jesús, que no desconfía nunca de su Padre. Por eso pasó haciendo el bien, curando a los oprimidos, poniéndose en contra del mal. Porque Dios estaba con él.
Después del descanso comenzamos la Celebración Penitencial. Una introducción del P. Martín, nos sitúa en el sentido del sacramento de la penitencia, como un acto comunitario que parte de la lectura de la Palabra de Dios, en el que ha de estar presente la reflexión personal, la oración en común y la acción de gracias compartida.
Se lee el pasaje del “Hijo Pródigo”, y meditamos personalmente en el examen de conciencia, sobre las actitudes de los dos hijos: el menor, que se ha alejado de Dios, y el mayor que, viviendo en casa, también permanece alejado de su Padre. Cantamos juntos “Nada te turbe”
“Señor, que sienta sobre mí tu conversión y se encienda en la mía el fuego de la tuya… Y que empiece a ser hermano, a ser humano, a ser persona… ¡Sigue haciendo germinar en todos la semilla que eres! ¡Que la hagamos crecer, sin desmayarnos entre tanta cizaña! Y que dé de comer a mucha gente, Pan tuyo y pan nuestro, el que de Ti hemos aprendido a ser multiplicándonos.”
Tras la celebración, empezamos a ver la película “Ellas Hablan” dirigida por Sarah Polley. Resulta duro introducirse en la vida de estas mujeres maltratadas por los hombres de su propia comunidad, que permanecen ausentes en toda la película, pero muy presentes en el dolor de ellas. Es duro escuchar sus enfados y sus lamentos, su relato doliente, sus dudas y discrepancias… Decidimos interrumpir la película para ir a cenar. Después regresamos a ver la segunda parte, en la que van surgiendo deseos y propuestas, pero también profundas reflexiones que parten de una fe profunda, experimentada por estas mujeres analfabetas y sabias. Pronuncian frases de la Palabra de Dios, salmos, cantan himnos y muestran gestos de amor, ternura y cuidado. El perdón está siempre presente y el amor al enemigo se hace verdad en ellas. Sin haberlo buscado, la película enlaza bien con las reflexiones de estos días…
El domingo amanecemos también acercándonos al faro y contemplando desde allí este nuevo día que se nos regala. Tras el desayuno, comenzamos con oraciones de alabanza: “Yo te alabo, Señor, servidor nuestro en todo lo creado… nos impulsas hacia los demás y desde los demás nos fascinas.” “Bendito sea el Señor, Dios de Israel”
La reflexión de la mañana es sobre “María, peregrina de la fe”.
“La fe es un encuentro existencial con Dios, no una mera adhesión a verdades… Es encuentro personal pero no solitario. Creo en comunidad, con los que creen lo mismo que yo, eslabones de una larga historia… María es la realización perfecta de la fe cristiana.
La fe no es claridad, sino claroscuro… como le ocurre a María cuando se plantea preguntas, y cree sin haber visto… y como cuando da el salto desde una fe basada en signos (la fe de los judíos) a la fe de Jesús que es pura confianza en su Padre. Al pie de la Cruz, María se desprende de lo que más quiere para acoger al que más la necesita. Este es el signo de la nueva fraternidad. La oración de María, más que pedir agradece a Dios su presencia en nuestras vidas, y manifiesta su responsabilidad por lo humano. (Visita a Isabel, y proclama que el Señor “derriba a los poderosos y enaltece a los humildes)”
A continuación celebramos la Eucaristía, y reflexionamos sobre la “Resurrección” de Lázaro que podríamos llamar “reanimación”. Porque en realidad, ya hemos resucitado por el bautismo, ya hemos sido llamados a la eternidad en el seno de Dios.
Finalizamos con el canto del Magníficat “a capela” con una numerosa participación… Parece que ya nos animamos a cantar!!!
Julia

Esquema de las reflexiones de Martín Gelabert:

PADRE NUESTRO
1.-«Enséñanos a orar»
2.- Los tres padres del capítulo 8 del evangelio de Juan
3.- ¿Qué querernos decir cuando decimos Padre nuestro?
     3.1.- Que si nosotros somos de Dios, Dios también es nuestro
     3.2.- Que tenemos casa
     3.3.- Que vivimos en familia
     3.4.- Que decimos más que lo que sabemos
4.- Qué podemos esperar?
     4.1.- Que siga siendo siempre nuestro Padre
     4.2.- Que aprendamos a ser hermanos
5.- ¿Qué podemos cambiar?
     5.1.- La manera de relacionarnos con él
     5.2.- La manera de mirar y vivir con los otros y en el mundo.

LA ESPERANZA CRISTIANA EN UNA SOCIEDAD SECULARIZADA
¿Crisis de fe o crisis de esperanza?
Falta esperanza en los pobres. No hay esperanza en los ricos
Dar razones de la esperanza: 1 Pe 3,16
Esperar contra toda esperanza: Rm 4, 18
Esperanza en nuestras obras, esperanza en nuestras palabras
Hay discursos que pretendiendo defender la fe, destrozan la esperanza
Cambiar nuestro modo de vivir y nuestro modo de hablar
La esperanza debe ser creíble. Se hace creíble si se anticipa
La oración, anticipación de la esperanza
La transformación de la realidad, anticipación de la esperanza
Esperanza en el seguimiento de aquel que pasó haciendo el bien
El Reino de los cielos se parece a…
La «esperabilidad» de la esperanza
El poder y la misericordia de Dios, fundamentos de la esperanza

MARIA, PEREGRINA DE LA FE
1.- Actitudes fundamentales en la vida cristiana.
2.- María, el modelo más acabado de la fe
     2.1.- ¿Dichoso el seno que te llevo y los pechos que te criaron?
     «Esto es lo que en ella ensalza el Señor: que hizo la voluntad de su Padre, no que su carne engendró la carne del Hijo de Dios... María es dichosa precisamente por su ob­servancia de la palabra de Dios, no porque se haya hecho en ella carne el Verbo de Dios y haya habitado entre nosotros, sino más bien porque fue fiel custodio del mismo Ver­bo de Dios, que la creó a ella y en ella se hizo carne».
     «Debemos anteponer el parentesco espiritual a la consanguinidad carnal. No juzgue­mos felices a los hombres que están unidos por vínculos de sangre a varones justos y santos, sino a los que se unen a éstos por la obediencia e imitación de su doctrina y cos­tumbres. La Virgen María fue más dichosa recibiendo la fe de Cristo que concibiendo la carne de Cristo... No hubiera aprovechado nada el parentesco material a María si no hubiera sido más feliz por llevar a Cristo en su corazón que en su carne".
     2.2.- «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Le 1,38).
     2.3.- Había una boda en Caná de Galilea
3.- María tuvo que superar tentaciones y dificultades para ser fiel
4.- La mujer del éxodo.
5.- La oración de María