«Queridos amigos y compañeros de camino:

Pasan los días, y las semanas, y ya estamos pasando de  la Navidad a la Cuaresma. Nuestra comunidad de fe sigue viva, aunque no nos reunimos en esos encuentros que nos permitían vernos, hablarnos, abrazarnos y celebrar juntos. Los medios «virtuales» de reunión no parecen suficientemente adecuados para suplir esa presencia física que tanto alegra la vida… Ahora lo sabemos más que nunca… porque es cierto que sin ella nos resulta más difícil mantener la perseverancia en las tareas que nos propusimos en la asamblea de comienzo de curso. 

Algunos nos quedamos estancados en la lectura de la Fratelli Tutti, y quizás nos falte esa chispa que salta cuando compartimos reflexiones que nos llegan al alma y esa oración pronunciada en voz alta en la comunidad que se reúne en el nombre de Jesús. Pero también es cierto que la situación que vivimos aquí y ahora, nos invita a la prudencia y a la responsabilidad colectiva. Sea cual sea la afección o desafección hacia las autoridades que nos dictan normas de comportamiento, el acercarse al sufrimiento de quienes padecen enfermedad grave y sus familiares, y escuchar sus experiencias y las de los profesionales sanitarios que les cuidan, dejándose la piel en ello, es un motivo para pararse y rezar ante esas renuncias que tanto nos cuesta aceptar. Es difícil el discernimiento y la toma de decisiones en estas circunstancias. A veces el miedo nos nubla la mente y la incertidumbre nos paraliza. También «los de fuera» estamos experimentando el cansancio, la irritabilidad, a tristeza…

Y de repente, viene la Cuaresma. Y alguien, a través de esa comunidad viva y también virtual de Profesionales Cristianos, que no nos olvidan, nos hace llegar una original invitación con el símil de un juego de pistas «vivir una Cuaresma hambrienta de esperanza». Os mando el texto por si podéis preparar con él esta cuaresma que comienza. Contiene reflexiones, preguntas y oraciones. Podríamos vivir estos cuarenta días de una manera más cercana. Aunque no hagamos encuentros virtuales ni presenciales, podríamos utilizar nuestra página, que tan pacientemente Jorge sigue manteniendo, en todos los sentidos. Colgar ahí textos y comentarios que rompan ese silencio, y hagan presente a cada persona; saber que estamos ahí, pensando y rezando lo mismo…

Júlia

«Sabemos que encontrar y descifrar una pista nos da un impulso de esperanza, una agradable sensación de avance, de que alguien ha dejado un indicio para que lo encontremos, de que, aunque no lo conozcamos, hay un plan.»